Thursday, September 9, 2010

MANÍAS

Papá solía morirse dos veces al día de lunes a viernes. Los fines de semana, exento de las labores agotadoras que conlleva el oficio de albañil, lograba una media de tres defunciones diarias. Después de las comidas se disparaba en la sien con una pistola tan ilegal como oxidada. Mamá solía dedicarle miradas desaprobatorias mientras limpiaba las manchas de sangre seca de las cortinas del salón. Aconsejado por el terapeuta de pareja, ahora solo emplea métodos limpios y civilizados para acabar con su vida. La sobredosis de ansiolíticos ha salvado su matrimonio.

2 comments:

  1. Brutal, Celia. Desconcertante,... surrealista... en fin, redondo.

    Me ha encantado que desvíes la atención a los problemas domésticos que genera su "inmortalidad", su capacidad para morir sucesivas veces, en vez de centrarla en el misterio que ello conlleva en sí.

    Después de leerlo se le queda a uno algo rondando en las entendederas,... un noséqué.

    Mi sombrero.

    ReplyDelete
  2. Método un tanto extremista de suicidio imaginario.
    Le hubiése sentado mejor la meditación o el vacío con una música relajante.
    Luego el ansiolítico llega a disparar ataques de locura, he leído de casos en que sucede.

    ReplyDelete