Mientras suelto las pastillas en las hierbas altas miro de reojo a
papá a lo lejos durmiendo bajo la palmera su siesta de las cuatro. Ni el
accidente de avión ha conseguido cambiar sus costumbres. Tampoco el hecho de
que seamos los dos únicos supervivientes en esta isla desierta ha logrado que
arrime el hombro en las tareas domésticas. Pero la pesca escasea y estoy más
que harto de desayunar, comer y cenar cocos. Cuando despierte y no encuentre el
Sintrom echaré la culpa a los monos.
Friday, January 18, 2013
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