Friday, January 29, 2010

PRECARIEDAD LABORAL

Harta ya de tanta explotación, la Envidia se puso en huelga. Rotuló en pancartas gigantescas los puntos principales del convenio de su gremio. Aquel acuerdo pactado con los sindicatos que todos desoían sistemáticamente. “NO a las horas extras”, “NO al trabajo forzado en festivos y fines de semana”. Y salió a la calle. Ante la falta de apoyo mediático, a la manifestación le siguió un paro generalizado. Fue entonces cuando el mundo entero enmudeció. Las revistas del corazón adelgazaron su lomo en varios milímetros y sus equipos de redacción en varios empleados. En las peluquerías se combatía el incómodo silencio a base de un hilo musical insípido incapaz de reemplazar las animadas conversaciones de antaño. Se desplomaron las ventas de coches de lujo descapotables. De pantallas de plasma de 60 pulgadas. Nadie volvió a colgar en facebook las fotos de sus vacaciones a todo trapo en el Caribe, ni las de las fiestas desenfrenadas en el último club de moda ¿Para qué? Carente de valores, de rumbo, la sociedad internacional se movilizó y presionó a sus líderes políticos para que cedieran a las reivindicaciones salariales de la Envidia. Triunfante y amparada por un contrato blindado y vitalicio, volvió para quedarse.

Tuesday, January 26, 2010

SENSIBILIDAD DESFASADA

El dramatismo del carmín bermellón subido de tono y la facilidad para pronunciar Me Apasiona y Lo Odio en la misma frase pusieron al médico sobre aviso. No cabía otro posible diagnóstico. Su paciente se había infectado de Romanticitis Aguda, una afección grave que devastó Europa en la primera mitad del siglo XIX y se creía ya erradicada. Aquella mujer presentaba los síntomas clásicos de la enfermedad. La desmesura de sus tacones, el torbellino de colores de sus vestidos de tafetán. También el volumen estridente al que escuchaba, desgarrada, los éxitos de Chavela Vargas y Carlos Gardel. Demasiada sal y especias exóticas en las comidas. Demasiada azúcar en el café. Se reía siempre a carcajadas y su manera predilecta de zanjar cualquier discusión era un portazo. Anhelaba, por este orden, morirse de celos y un beso ardiente en blanco y negro bajo la lluvia torrencial. El contagio, al parecer, lo desató La Balsa de la Medusa -la lámina que coronaba su cama desde la última vez que visitó el Louvre- combinado con el nocturno Op 9 de Chopin de su joyero lacado.

Latente durante lustros, la enfermedad empezaba a cobrar dimensiones de epidemia. La OMS había contabilizado decenas de nuevos casos en otras partes del planeta. Afortunadamente, llegaban noticias esperanzadoras sobre los primeros ensayos clínicos de la vacuna en animales. Tras exponerlos a las imágines de El ladrón de Bicicletas y a continuas lecturas de Guerra y Paz, los especímenes se sacudían cualquier rastro de fantasía bucólica, de sentimentalismo inútil, y enfocaban su vida con la dosis de realismo y moderación que la sociedad del siglo XXI requiere.

Friday, January 22, 2010

INCOMPATIBILIDADES

“Jamás te enamores de alguien con un corazón de hielo”. Las palabras premonitorias del pastor del belén resuenan en la cabeza de la estrella luminosa del árbol de Navidad. Entre lágrimas rescata del charco lo que queda de su último amante. El elegante sombrero de copa, la bufanda a rayas del Atleti y aquella nariz respingona de zanahoria que la volvía loca.

Monday, January 18, 2010

COMMUTERS

Él pitaba, profería insultos y resoplaba desesperado en su Audi TT. Ella aplicaba la exacta cantidad de colorete en sus prominentes pómulos y de máscara en sus interminables pestañas al volante de un Mini Cooper vintage. Fue cuando le vio por el retrovisor. El atasco de la hora punta los juntó en el kilómetro 23 de la A6 el martes, en el 41 el miércoles y en el 12 el jueves. Su amor creció de lunes a viernes entre el ruido machacón de cláxones y el dióxido de carbono vomitado por sucios tubos de escape. Con el mismo tono empleado para retransmitir las buenas noticias, el locutor del informativo de las siete de la mañana rubricó el parte de defunción de su relación. No habría más retrasos. Las obras de ensanche de la autovía comenzarían esa misma tarde.

Friday, January 15, 2010

INTERIOR/ EXTERIOR

La diferencia en el precio acabó inclinando la balanza decisivamente. Ahorrase cincuenta euros al mes en el alquiler, se dijo, daría de sobra para jugar a cambiar su desdichada existencia en el bingo de la esquina. Además, se convenció, los dos pisos eran idénticos. Puerta con puerta, mismos metros cuadrados, pocos, misma cocina, vieja. No sin cierta satisfacción, Remedios garabateó su firma iletrada en el contrato convirtiéndose en la nueva inquilina del Segundo Interior del número 43. Desde aquel día fatídico, y siempre muy bajito, casi un reproche entre dientes, maldecía su torpeza. ¿Cómo fue tan ciega? Si hubiera ido al colegio habría distinguido sin mucha la dificultad la E de la I. Poco importaba ya. Asfixiado tras los impenetrables muros de un marchito patio, su Segundo Interior vivía en una noche perpetua, en un eclipse de sol eterno.

Por eso no le quedó otra alternativa. Por eso no sintió ni miedo ni pena ni la esperada punzada de mala conciencia cuando dejó la llave del gas de su vecina abierta. Tras la ensordecedora explosión y las toneladas de polvo se abrió paso la luz. Penetró primero tímida por las raídas cortinas del salón. Trepó con esfuerzo por el pegajoso hule de sandías y naranjas de la mesa camilla y giró despacio hacia la izquierda para enfilar la habitación. Ni miedo, ni pena, ni la esperada punzada de mala conciencia. Solo la satisfacción de llevarle la contraria al diccionario.