Thursday, April 22, 2010

CIVISMO

Detestaba a los conductores que se saltaban metódicamente cualquier semáforo poniendo en riesgo su vida y la de otros transeúntes. Por eso alquiló una bicicleta. Pero odiaba sortear a decenas de coches de camino al trabajo. Decidió comprarse uno. Y ahora no soportaba a los peatones que le hacían frenar en cada paso de cebra. Mucho menos reducir la velocidad cuando un estúpido ciclista ocupaba su carril. Probó con el metro. Aunque maldecía perderlo por segundos y que le estamparan las puertas en las narices después de haberse jugado la vida a la carrera en las escaleras mecánicas. Optó por el autobús. Aun así, siempre llegaba tarde a su destino por culpa de conductores candorosos que esperaban pacientemente a que todas las viejas alcanzaran la parada.

Pero si existía algo que le pusiera de un humor de perros era la gente que se quejaba por todo y resoplaba enfurecida a su paso

4 comments:

  1. fue en ese momento.....en ese preciso instante...
    cuando, indignado por tanta complicación, aprendió a volar...

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  2. Me gustan un montón tus microrrelatos, Celia. Te enlazo ya en mi blog y sigo leyéndote. Un verdadero placer encontrar este sitio.

    Un saludo.

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  3. Y cómo me encontraste? :)
    Un abrazo

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  4. Muy bueno, Celia. Real, sarcástico... triste... como la vida misma en cualquier gran ciudad.

    Me gustas. Tus relatos tienen un... no sé... algo así como un zarpazo de realidad que sobrecoge.

    Mi sombrero. Te sigo,... claro.

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