Tuesday, March 2, 2010

MUJER 10

Cuando Teresa empezó a gatear lo hizo con la elegancia lánguida de una modelo de pasarela. Sus primeras palabras, articuladas con la precisión de un ventrílocuo, sobresalieron sobre los balbuceos torpes del resto de bebés. Leía a Cervantes en vez de a Gloria Fuertes. A Nietzsche en lugar de a Dan Brown. La suavidad de su cutis inmaculado ridiculizaba las batallas de sus compañeros de clase contra el acné, y sus medidas perfectas insultaban la desproporción inevitable de otros cuerpos adolescentes.

En la última nota que escribió no se encontró rastro de errores gramaticales ni faltas de ortografía. Extasiados por la belleza de aquel texto de despedida, los policías forenses tardaron más de la cuenta en terminar su trabajo.

2 comments:

  1. Extraordinario. Dan ganas de seguir leyendo para saber más, y a la vez esa ignorancia calculada engalana aún más el texto. Soy fan.

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  2. La belleza no compra la felicidad..

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