Monday, February 8, 2010

DEFORMACIÓN PROFESIONAL

Todos la llaman chica a pesar de doblarles la edad. Y creen que limpia sus casas cuando en realidad hurga en sus vidas. De sus más de cuarenta años abrillantando retretes le ha quedado en las manos un olor a lejía impasible a los lavados con limón y agua de rosas. Y sus fosas nasales, constantemente estimuladas por los efluvios de agresivos detergentes, han desarrollado un olfato detectivesco. Encuentra pistas en cada tarea doméstica. Ordenando cajones. Haciendo camas. Pasando el polvo. Planchando la colada. Los miedos y dudas del adolescente del 2A escondidos al fondo del armario en las páginas de una revista de chicos desnudos. La pasión marchita de la pareja del ático, incapaz ya de desordenar las sábanas de su cuarto. La soledad que enseña sus garras tras los frascos vacíos de Prozac de la mesilla de noche de la viuda del bajo. El engaño en la forma de un beso de carmín furtivo estampado en la camisa preferida del padre de familia del 5B.

La Chica de la Limpieza toma partido. Olvida por descuido la revista subida de tono en la mesa del salón del 2A. Deja preparada en el horno del ático una cena afrodisíaca a prueba de hastíos matrimoniales. Escribe la carta anónima de amor más bella que se ha escrito nunca y la remite junto a un ramo de orquídeas al bajo. Por último, disuelve en lejía la mancha de pintalabios, consciente de que el olor de sus manos no se irá con los lavados.

1 comment:

  1. Nadie se libra en tener por pequeña que sea una deformación profesional.

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